Un jardinero fiel ya lo dijo: una nuez arrugada y viejita puede ofrecer mucha, mucha, mucha miel. Yo creo que esa canción (la del jardinero, la de María Elena) nos dice una gran verdad. Nos cuenta cuál es la tarea de los y las poetas. Encontrar en el secreto, la maravilla para después dársela a los otros. Y no cualquier secreto de morondanga. Saber de qué trabajan los colores, qué forma tienen los miedos o para que sirve la Luna, no es una pavada. No me van a de- cir que son cosas de oferta en cualquier puestito. No señor. Hay que buscar bien esas sabidurías, buscarlas con pacien- cia en un espacio vasto, único e infinito. Como la escultora busca la sirena que está en el bloque de mármol, como el guitarrista busca la melodía que anda entre las manos y las cuerdas, como una actriz busca el personaje en la máscara, los poetas buscan secretos, y buscan más hacia adentro y que hacia afuera.
En este hacer, en ese preguntarnos, mis estudiantes pasaron por distintos momentos, por distintos sentidos y ejercicios de escritura. A cada uno lo corresponde un capí- tulo de la antología que, valga la redundancia, es una selec- ción de lo mucho, muchísimo que produjeron. En el último apartado, “Cuaderno de pensamientos”, se leen aquellos textos que quisieron sacar a la luz de su anotador personal. Demás está decirles, que la corrección es de ellos (apenas si les regalé una tilde y alguna que otra be larga) y la admira- ción es toda mía.
Los chicos y chicas de Quinto “B” supieron buscar secretos con palabras, elegir los más lindos, los más tristes o graciosos y darlos a compartir. Descubrieron una piedra oculta adentro de ellos. Y ahora nos la regalan. Qué suerte tenemos, che.
Hernán Boeykens (Maestro)
INGRESÁ ACA 👉Piedra oculta
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